¿Un mundo sin toros?

 La tauromaquia es un asunto problemático para la mentalidad moderna. Partiendo de esta premisa podemos ver que estamos viviendo unos tiempos en los que todo a nuestro alrededor está cambiando a gran velocidad. Se está generando conciencia social frente al maltrato animal y como desde hace unos años atrás hasta ahora, se ha podido observar como el mundo taurino también se está siendo afectado. 

 El recuento de cabezas bravas en España en 2009 se cifraba entorno a 275.000 ejemplares, mientras que en 2013 sólo era de 197.042 cabezas. Comparando datos de los festejos celebrados en el 2009 con los que se llevaron a cabo en 2013, podemos observar que se realizaron 826 festejos menos. Dicho de otro modo: la pérdida de 826 festejos (seis astados por festejo) arroja un cómputo de 4.956 reses menos lidiadas y como consecuencia ha traído la pérdida en crianza de cerca de 80.000 reses bravas menos, en concreto 77.958 reses. 

 De unos 200.00 animales que viven actualmente en las ganaderías destinadas a la lidia, sólo el 6% muere en el ruedo. De prohibirse las corridas de toros en España pasaríamos del 6% al 100% de animales muertos, ya que ningún ganadero podría hacer frente a los costes de la cría, llevando las reses directas al matadero. Estudiando la situación actual surgen preguntas como: 

  • ¿qué pasaría si la tauromaquia dejara de existir?

  • ¿qué consecuencias habrían a corto y largo plazo?

  • ¿Encontraríamos a los animalistas a la entrada de los mataderos protestando?

  • ¿harían el intento de comprar las reses para «rescatarlas»? 

  • ¿Tienen suficiente poder económico los animalistas para garantizar que los toros de lidia no pasen hambre ni sed, y estén al día en requerimientos fitosanitarios de ley?

  • ¿haría falta subvenciones públicas para el mantenimiento de dichos animales?

La cría del toro bravo permite que subsista la dehesa, como espacio natural protegido para el mantenimiento de la biodiversidad, la prevención de la desertización y la conservación de la flora y fauna autóctonas. A estos valores ecológicos también se le unen los económicos. La Tauromaquia es una actividad profesional legítima que aporta grandes cantidades de dinero a las arcas públicas, en concepto de IVA y por el canon de explotación de las plazas, como también es el sustento de muchas familias:

  • Toreros
  • Banderilleros
  • Picadores
  • Auxiliadores de los picadores
  • Areneros
  • Mulillas
  • Banda de música (se compone por unos 8 músicos que amenizan la entrada con pasodobles y avisan los cambios de tercio)
  • Ganadero
  • Mayoral
  • Personal de ganadería
  • Veterinarios
  • Transportistas de reses
  • Transportistas de alimentación

Indirectamente por las corridas de toros se ven beneficiados, medios de transporte públicos y privados, parkings, hostelería, restauración, el ocio y los comercios de la ciudad.

Si la tauromaquia dejara de existir las consecuencias negativas se podrían apreciar inmediatamente en la parte económica, ya que todos los puestos directos e indirectos que crea desaparecerían y por la parte ecológica los efectos se verían a medio plazo, ya que ningún ganadero podría hacer frente a los costes de la cría, llevando las reses directas al matadero siguiendo con el posterior deterioro/desertización de las dehesas y las especies que habitan en ellas.